Resulta fundamental que las futuras familias adoptivas y de acogida realicen una reflexión profunda y sincera sobre las expectativas que tienen hacia su hij@ adoptiv@ o de acogida.
Reflexionar, en primer lugar, sobre el hij@ imaginad@: ¿Cómo será mi hijo? (edad, rasgos físicos, salud, historia de vida…) y, en segundo lugar, reflexionar sobre las expectativas familiares respecto a la adopción o el acogimiento: ¿cómo será el encuentro?, ¿cómo será su adaptación y la mía?, ¿cómo vivirá su adopción?, ¿de qué situación vendrá mi hij@?¿cómo le irá en la escuela?, ¿cómo se relacionará con los amigos? ¿y con los familiares?
Hay expectativas conscientes y expectativas inconscientes. Abordarlas y trabajar sobre ellas ayudará a que las familias puedan darse cuenta del riesgo que existe durante la espera de “edulcorar” la adopción o el acogimiento.
¿Qué ocurre cuando lo que imagino y espero no se corresponde con la realidad?